Patricio Marchant

< p > & ldquo;Bien, la idea de presentarme yo mismo no es una idea personal sino que es una idea teórica. Yo respeto perfectamente a quienes piensen de otro modo, pero yo creo que uno debe confesar las escenas inconscientes en la medida en que las logra conocer, o más conscientes, a partir de las cuales uno escribe. Creo que eso es de alguna manera un deber, aunque como digo, soy absolutamente tolerante frente a que no trabajen así. < br / > Bien, en todo caso me considero, obviamente, como el mestizo latinoamericano, lo que no impide que no sea de origen & ndash;un poco lejano & ndash; francés. Por otra parte, de origen & ndash;sólo lo supe el año pasado, sí, es verdad & ndash; de origen judío alemán, de alemanes que se escaparon del nazismo, se convirtieron al protestantismo y luego al catolicismo. Todo lo cual, digamos, ha renovado un poco la mala voluntad que le tengo al cristianismo en general. < br / > Por otra parte, tengo tres hijas, tres hijos, perdón. < br / > Una hija que hizo un acto bastante curioso, que puso en un dilema al Ejército de Chile: o se iba el Ejército de Chile de Chile o se iba ella. Eso fue a los dieciséis años, cuando ella tenía dieciséis años. Desgraciadamente ganó el Ejército de Chile, y hace cinco años que no sé de ella. Sé que está exiliada en Francia, pero no sé absolutamente nada. < br / > Tengo otro hijo que ganó todos los premios, los tres premios que había en el Festival de Video Hispanoamericano celebrado en la República de Cuba el año pasado. < br / > Tengo también un hijo que, aquellos que me han leído, lo conocen por las lecturas, digamos, porque siempre lo meto en mis textos. < br / > En todo caso soy separado, por si hubiera alguna interesada & hellip; < br / > Bien, pasando a otra cosa, tendría que decir, digamos, que, bueno, ha sido muy importante para mí la amistad con Jacques Derrida. < br / > Respecto a cosas menos importantes, a publicaciones, desde muy joven publiqué & nbsp; una serie de estupideces, de historia de la filosofía, digamos, en revistas, principalmente en Puerto Rico. < br / > El golpe de Estado tuvo al menos la virtud de dejarme siete años sin poder escribir absolutamente nada. El hecho de haber estado dos años en Francia, en contacto con Jacques Derrida, yo creo que me ayudó bastante, de modo tal que el año 79 retomé la posibilidad escritural con un español un poco & hellip; poco usual, digamos, un tanto patológico... & rdquo; < br / > < br / > < br / > P. Marchant, < br / > Coloquio Chileno-Francés de Filosofía, Santiago de Chile, 1987 < br / > & nbsp; < /p >