Guardián De La Oscuridad

Guardián De La Oscuridad

Por Jorge Ledezma Millán (Traductor), Kathryn Le Veque

Formato: EPUB  
Disponibilidad: Descarga inmediata

Sinopsis

Guardián de la Oscuridad. Por Kathryn Le Veque Un caballero, una rehén... ellos deberán luchar por su propia supervivencia. 1200 d.C. - Después de décadas de guerra entre los Lairds de Kerr y el Castillo de Prudhoe en Northumbria, se ha alcanzado una paz provisional. La dama Carington Kerr es enviada a Prudhoe como rehén para asegurar el buen comportamiento de su padre, pero nunca pudo haber una rehén más reacia. Pequeña y morena, con ojos color esmeralda y una figura deliciosa, ella es tan hermosa como fogosa. Aquí entra Sir Creed de Reyne; un gigante gentil, quien es, por naturaleza, tranquilo y sabio. Él es el hielo para el fuego de Carington. Puesto que Carington se resiste a los intentos de mantenerla en su prisión inglesa, Creed es puesto a cargo de la cautiva como carcelero y protector. Pero Creed es también tan reacio a ser protector como ella a ser rehén; seis meses antes, se le había asignado la importante tarea de escoltar a Isabella de Angoul?me de Francia a Inglaterra como la novia del rey Juan. Isabella, una mujer-niña de doce años, se enamoró de Creed desde que lo vio. Cuando él rechaza sus avances, ella inventa una historia de una violación hacia ella por parte de Creed, lo cual provoca que descienda la ira del rey sobre él. Creed huye a Prudhoe y se dirige directamente a otra misión para custodiar a la explosiva joven. Creed pronto descubre que Carington es muy diferente de aquella niña que se convertiría en reina y, en contra de su juicio y sus deseos, se enamora de la chica escocesa. Sufriendo a través de la tragedia y el triunfo, entre Creed y Carington surge un amor que se fortalece con cada momento que pasa. Incluso cuando Creed se ve obligado a huir para salvar su vida y dejar atrás a Carington, solo piensa en el día en que podrán estar juntos de nuevo. Con Isabella y el Rey Juan acercándose, Creed y Carington deben luchar por su propia supervivencia,

Kathryn Le Veque