Los heraldos negros

Los heraldos negros

Poesía

Por César Vallejo

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Sinopsis

«Yo nací un día en el que Dios estaba enfermo, grave.» El poema introductorio Los heraldos negros que da nombre al poemario, es la antesala que nos anuncia el dolor que refleja este libro. El recuerdo reciente de la pérdida de su hermano y la incomprensión humana hacia el sufrimiento del prójimo, ponen a Vallejo ante la angustia existencial. César Vallejo intenta representar su experiencia vital en su forma más completa. Expresa la naturaleza interna de las emociones, sin preocuparse de la realidad externa. Adapta el lenguaje para expresar sentimientos. Vallejo se interesa por la desolación, la búsqueda desesperada del momento amoroso y los golpes de la vida, que anuncian la desolación y la muerte. Una profunda tristeza empaña muchas de sus composiciones ya desde el inicio de Los heraldos negros. En éste y en otros poemas es patente el progresivo alejamiento del Modernismo. No hay espacio para su yo poético desgarrador y lleno de incertidumbre en la belleza y perfección formal de la imaginería modernista. Versos como el siguiente están en otra órbita estética: «Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!»

César Vallejo

César Abraham Vallejo Mendoza (Santiago de Chuco, Perú, 16 de marzo de 1892 - París, 15 de abril de 1938), poeta y escritor peruano considerado entre los más grandes innovadores de la poesía del siglo XX.

Publicó en Lima sus dos primeros poemarios: Los heraldos negros (1918), que reúne poesías que si bien en el aspecto formal son todavía de filiación modernista, constituyen a la vez el comienzo de la búsqueda de una diferenciación expresiva; y Trilce (1922), obra que significa ya la creación de un lenguaje poético muy personal, coincidiendo con la irrupción del vanguardismo a nivel mundial.

En 1923 dio a la prensa su primera obra narrativa: Escalas, colección de estampas y relatos, algunos ya vanguardistas. Ese mismo año partió hacia Europa, para no volver más a su patria. Hasta su muerte residió mayormente en París, con algunas breves estancias en Madrid y en otras ciudades europeas en las que estuvo de paso. Vivió del periodismo complementado con trabajos de traducción y docencia. En esta última etapa de su vida no publicó libros de poesía, aunque escribió una serie de poemas que aparecerían póstumamente. Publicó en cambio, libros en prosa: la novela proletaria o indigenista El tungsteno (Madrid, 1931) y el libro de crónicas Rusia en 1931 (Madrid, 1931). Por entonces escribió también su más famoso cuento, Paco Yunque, que fue publicado años después de su muerte. Sus poemas póstumos fueron agrupados en dos poemarios: Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz, publicados en 1939 gracias al empeño de su viuda, Georgette Vallejo.