Pensar la naturaleza

Pensar la naturaleza

Por Miguel Espinoza

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Sinopsis

Para la mayoría de los pensadores antiguos —ellos sabían pensar— toda filosofía era filosofía de la naturaleza, porque se consideraba que todo lo existente es natural, incluyendo al ser humano. El hombre puede pensar la naturaleza directamente. La simpatía natural entre los seres garantiza el conocimiento. Lo semejante es conocido por lo semejante. El fenómeno es revelación de lo existente y no, como lo llegó a ser más tarde para los modernos, la proyección de la subjetividad que pone un velo sobre las cosas. La idea de que todo lo existente es natural concierne a la mayoría de los antiguos. En cambio para algunos, como los platónicos y muchos medievales, lo real existente y sensible es solo apariencia oscura, la verdadera realidad iluminada es aquella de un mundo sobrenatural. Para ellos, además, la naturaleza sensible no es inteligible en sí, sino solo en la medida en que refleja, de manera necesariamente imperfecta, la perfección del mundo sobrenatural. Ahora bien, si la naturaleza misma no es inteligible, su filosofía desaparece: no hay nada que entender.

Miguel Espinoza