Heráldica oficial de la provincia de Córdoba

Heráldica oficial de la provincia de Córdoba

Por Juan José Antequera Luengo

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Sinopsis

El adalid medieval hizo pintar en su escudo signos de fácil interpretación, como los injustamente denostados muebles parlantes, o maravillosos o abstractos como los provenientes de dar color a la escarbucla o estructura metálica que refuerza el exterior y ensambla las tablas de madera que daban forma al escudo, originando las piezas fundamentales del blasón. El luchador, presente en batallas y en justas y torneos (a veces adoptando armas caprichosas, ajenas a las familiares, para evitar la vergu?enza de la estirpe si era derribado), plasmósu patrimonio simbólico (signo parlante de su apellido, proeza militar...) en su escudo y en otros soportes para poner en sobreaviso al adversario sobre la calidad de quien le hacía frente, contribuyendo a quebrantar su moral y, desde luego, para facilitar su identificación y favorecer la obediencia y el socorro al quedar resguardado su anonimato bajo la celada y el nasal. Del mismo modo, las milicias concejiles -el oficial al mando según cada fuero particular- levadas por señorío o realengo llevaban las armas de quienes las mandaban o las propias, ganadas en refriegas campales, defendiendo cercas o manteniendo huestes. En la actualidad, como en el caso de la heráldica oficial de la provincia de Córdoba (España), los escudos son embajadores pacíficos de particularidades e idiosincracias.

Juan José Antequera Luengo

< p > Nacido en Huelva (España) en 1958, es historiador y crítico literario y ha impartido clases en Universidades de Europa y Estados Unidos. Miembro de la Real Academia de la Historia (1989) y director de medios de comunicación, es uno de los autores españoles más prolíficos, habiendo publicado, desde 1981, más de medio millar de trabajos científicos de su especialidad. < /p >